Y este ha sido el resultado queridos lectores de, a parte de dos años sin poder pasearla por las calles de Su Linares, horas de ensayo, de buenos ratos en la cochera, de algún sabor amargo tras la espera de los que se hacen de rogar y, como no, año tras año, de seguir aprendiendo cosas nuevas porque, como en todo oficio de esta vida, uno no puede cerrarse a seguir aprendiendo aspectos nuevos y así es como se crece realmente.
Precisamente por ese motivo es por el que, mi querida cuadrilla del Rosario, ha crecido tanto en estos últimos años, porque estamos abiertos a aprender, cada vez más y, como no, porque la gente de abajo no sólo está dispuesta a aprender y enseñar a los que entramos nuevos, si no que, no contentos con eso, hacen un broche de oro como el que se muestra en el vídeo. Y es que todos somos nuevos todos los años debajo del paso, pues los nervios son los mismos y, creo, que las mismas ganas de aprender y de compartir con los compañeros.
Creo que todo este gran cambio en la cuadrilla hemos de agradecerselo, muy en parte, a unos magníficos capataces de Palio que, año tras año, no paran de seguir aprendiendo y bien nos lo transmiten a toda la cuadrilla, gracias Juan y Antonio porque creo que este pasado Jueves Santo habéis recogido los frutos de vuestra incansable lucha por hacer bien las cosas, bien recibida, no en vano, por esta gran Cuadrilla, sí, con mayúsculas, porque se lo merecen.
Gracias a todos vosotros porque, año tras año vivimos experiencias nuevas e irrepetibles y vamos creciendo juntos, sabéis que tenéis todo mi cariño, si bien, no puedo negar, que tengo mis debilidades debajo del paso, pero a todos, durante mis meses de exilio por los madriles os llevo en el corazón.
Un abrazo a todos.
Víctor J. Proenza Quirós.
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